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Descarbonización en la industria de telecomunicaciones

Reflexiones sobre la descarbonización: desafíos y oportunidades para la industria de las telecomunicaciones

La digitalización se volvió parte estructural de cómo trabajamos, aprendemos, producimos y nos relacionamos. La infraestructura de telecomunicaciones impulsa la conectividad global y habilita avances en sectores como la salud, la educación, la movilidad y la industria. Sin embargo, este crecimiento trae consigo una discusión relevante: hoy el sector representa alrededor del 1.7% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (World Bank, 2024), pero la expansión de servicios, el aumento del tráfico de datos, la masificación de dispositivos y la transición tecnológica anticipan que este porcentaje podría incrementarse si no se acelera la adopción de soluciones energéticas y operativas más sostenibles.

Las emisiones del sector de telecomunicaciones provienen principalmente de sus redes, centros de datos, transporte y operaciones internas, que corresponden en su mayoría a Alcance 1 y 2, es decir, emisiones directas y las generadas por el consumo de electricidad en sus operaciones. A pesar de ello, el Alcance 3, relacionado con las emisiones indirectas de la cadena de valor, adquiere una relevancia creciente, especialmente por los dispositivos, cuyo impacto se genera en su fabricación, uso y fin de vida. Aunque la electricidad utilizada para alimentar las redes y los centros de datos sigue siendo el mayor impulsor de las emisiones, el mix energético de cada región, particularmente en aquellas que dependen de fuentes fósiles, amplifica este desafío. Con la creciente demanda de servicios digitales, la industria se enfrenta a la necesidad urgente de encontrar soluciones sostenibles que no sólo aborden sus emisiones directas, sino también el impacto ambiental asociado a los dispositivos que utiliza y distribuye.

Circularidad, eficiencia energética y energías renovables, las tendencias en la industria

La industria está adoptando diversas estrategias para reducir su impacto ambiental. Una de ellas es la eficiencia energética en redes y centros de datos, que sigue siendo el núcleo de la huella de carbono. La optimización de infraestructura y el uso de tecnologías más eficientes están demostrando que la sostenibilidad no sólo es beneficiosa para el medio ambiente, sino también para los resultados económicos.

Una segunda tendencia es la transición hacia fuentes de energía renovables, como las compras de energía limpia a través de contratos de compra de energía renovable (PPAs) y la generación propia. Empresas como Telefónica han dado un paso importante al comprometerse a abastecer su red con 100% energía renovable, lo que ha sido fundamental para reducir sus emisiones indirectas de Alcance 2.

La circularidad de los activos tecnológicos y el diseño sostenible de los materiales que habilitan la conectividad constituyen hoy una variable estratégica del modelo de negocio. El despliegue y la modernización de redes demandan de forma intensiva insumos críticos (cobre, acero, cemento; aluminio, semiconductores, tierras raras; litio) que concentran una porción relevante de las emisiones de Alcance 3, así como riesgos estructurales de costo, suministro y exposición socioambiental en origen. Una gestión proactiva de esta canasta de materiales es determinante para la protección de márgenes, la resiliencia de la cadena de suministro y el cumplimiento de los cronogramas de despliegue. Esto implica avanzar en especificaciones de bajo carbono (acero y cemento con EPD verificadas), esquemas de compras circulares de cobre y aluminio, la transición hacia tecnologías de baterías LFP acompañadas de programas de segunda vida y reciclaje, y el diseño modular y reparable de antenas y equipos CPE para extender su vida útil. La integración sistemática de criterios de contenido reciclado, trazabilidad de minerales críticos y metas de intensidad de carbono en los contratos con proveedores se ha convertido en una palanca directa de competitividad, resiliencia y creación de valor de largo plazo, más allá del mero cumplimiento regulatorio.

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Superando barreras y aprovechando oportunidades

A pesar de los avances hacia la descarbonización, el sector enfrenta desafíos significativos, los cuales se amplifican en América Latina. Los altos costos de inversión para adoptar nuevas tecnologías y energías renovables son especialmente difíciles de afrontar para operadores pequeños o en mercados con acceso limitado a energías limpias, lo que se dificulta aún más en contextos de heterogeneidad de la infraestructura energética, desigualdad en el nivel de acceso a energías renovables, informalidad y marcos regulatorios en evolución.

Además, las emisiones indirectas (Alcance 3) relacionadas con la cadena de suministro y el uso de dispositivos complejizan la medición y el reporte debido a la diversidad de actores y formato de los datos. La creciente demanda de servicios digitales, impulsada por la expansión de redes 5G y el uso de tecnologías como IA y cloud computing, también puede incrementar las emisiones a pesar de los esfuerzos por mejorar la eficiencia energética. 

Sin embargo, los desafíos traen oportunidades, y no sólo en términos ambientales sino especialmente económicos. En primer lugar, optimizar el consumo energético y adoptar energías renovables, por ejemplo, trae asociado una reducción directa de costos operativos, y además protege a las empresas de la volatilidad de los precios energéticos y mejora su reputación. Empresas recientemente han logrado reducir el consumo energético en un 33% utilizando IA para gestionar la red. Por otro lado, la descarbonización puede convertirse en un activo estratégico para atraer inversiones y abrir nuevas líneas de negocio, como soluciones de energía renovable y articulaciones por su rol clave en la descarbonización de otros sectores, al ofrecer conectividad y servicios digitales sostenibles. Este escenario alentador no es ajeno a América Latina, donde el potencial de energías renovables, el crecimiento del mercado y la posibilidad de alianzas público-privadas constituyen llaves para avanzar con criterios de sostenibilidad.

La descarbonización de la industria de telecomunicaciones es un desafío complejo pero lleno de oportunidades.

Las tendencias hacia la eficiencia energética, el uso de energía renovable y la circularidad de materiales están avanzando, y la integración de nuevas tecnologías puede ser clave para alcanzar metas sostenibles. Sin embargo, la superación de barreras como los altos costos de inversión y la medición de emisiones indirectas será esencial para lograr una transición efectiva hacia un futuro más resiliente, eficiente y sostenible.

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